Tipos de Contaminación Lumínica

Tipos de contaminación lumínica

Una persona con buena visión puede llegar a ver estrellas hasta de sexta magnitud, por lo que puede ver unas 3000 estrellas en el cielo nocturno. Solo tenemos que salir a la calle y comprobar cuántas estrellas dejamos de ver por la contaminación lumínica.

Observando imágenes de satélite de la Tierra comprobamos cómo nuestro planeta está siendo más y más iluminado por toda esa cantidad de luces artificiales de las grandes ciudades donde se concentra una grandísima parte de la población. Las zonas mayormente iluminadas nos muestran, a su vez, el mayor nivel socioeconómico y el enorme consumo energético de los países más desarrollados. En todas estas grandes ciudades la observación astronómica es imposible en la actualidad. La Vía Láctea ha desaparecido de los cielos de la mayoría de las ciudades.



En la imagen se muestra el crecimiento de la contaminación lumínica en Italia. A la izquierda el mapa del brillo del cielo artificial en 1971 (Bertiau, Treanor, De Graeve 1973); en el centro en 1998; a la derecha un posible escenario del brillo del cielo artificial en 2025. Comparamos el mapa de Bertiau con un mapa obtenido con datos satelitales utilizando la misma ley de propagación utilizada por ellos (ley de Treanor), determinamos el crecimiento promedio de 1971 a 1998 y luego reescalamos nuestro mapa de 1998 a 2025 suponiendo el mismo crecimiento. Imagen de www.lightpollution.it

Los tipos de contaminación lumínica son:

  • Deslumbramiento: brillo excesivo que causa molestias visuales. El exceso de iluminación sin protección es un peligro para la salud pública, especialmente a medida que nos hacemos mayores. Este exceso de deslumbramiento causa en el ojo pérdida de contraste, a veces lo ciega temporalmente y conduce a conducción insegura de vehículos. Se origina cuando la luz dificulta o imposibilita la visión. Está más relacionada con la seguridad vial y se produce tanto cuando hay un exceso de luz, como cuando las farolas están mal orientadas y proyectan la luz hacia los ojos. Esto es un peligro tanto para los viandantes como para los conductores, ya que hacen perder la agudeza visual, generando zonas de sombras y luces. Además, está comprobado que los conductores conducen más rápido en carreteras sobreiluminadas. Últimamente se ha potenciado el exceso de luz con la excusa de aumentar la seguridad, de tal forma que las personas tienden a creer que mayor iluminación es igual a mayor seguridad. Esa falsa percepción produce un aumento de los alumbrados excesivos, por lo que las ciudades han ido haciéndose cada vez más luminosas y se olvidan que ese exceso de luz produce mayor deslumbramiento.
  • Skyglow o difusión de la luz hacia el cielo: se produce cuando la luz de las luminarias se emite hacia el cielo o también por la reflexión de la superficie iluminada desde el suelo hacia el cielo. La luz se refleja en las partículas del aire y se desvía en todas las direcciones. Si en el aire hay partículas de contaminación, tales como humos, neblinas o aerosoles, como suele suceder con frecuencia en la gran mayoría de las ciudades, este proceso cobra mayor intensidad. Por eso, cuanta más contaminación hay en las ciudades, más se intensifica este fenómeno. Esto provoca el hongo luminoso que se ve sobre algunas ciudades y que se puede ver desde grandes distancias. Por ejemplo, el de Madrid se eleva 20 kilómetros por encima y el de Barcelona se puede ver desde 300 km de distancia.

    Esta difusión de la luz hacia el cielo se puede evitar utilizando luminarias apantalladas que solo alumbran al suelo, evitando que la emisión vaya hacia el cielo. En el caso de la reflexión se evita utilizando en el suelo iluminado materiales que tengan bajo coeficiente de reflexión.

    Este tipo de contaminación es la forma más agresiva de contaminación lumínica. Genera enormes y muy dañinas consecuencias no solamente donde se produce la contaminación, ya que la luz se va dispersando por la atmósfera y el efecto llega hasta cientos de kilómetros. Este incremento de luz en el cielo hace que disminuya la oscuridad natural del cielo y cada vez veamos menos estrellas, de forma que actualmente solo son visibles las más brillantes y algunos planetas. En algunas ciudades el cielo nocturno ha dejado de ser oscuro para llegar a tener un color grisáceo-anaranjado. Poco a poco hemos perdido el derecho a disfrutar de un cielo oscuro.

    La difusión de luz en el cielo afecta también a los animales nocturnos y a sus cadenas tróficas, ya que la luz artificial altera su conducta, crea desequilibrios y tensiones, lo que facilita la aparición de plagas. Las poblaciones de insectos son las más afectadas, todos hemos visto cómo se sienten atraídos hacia la luz, para terminar quemados, exhaustos o depredados. Esto erosiona la base de la cadena alimentaria y repercute en el resto.

  • Intrusión lumínica: sucede cuando la luz artificial de las luminarias de la calle y de los anuncios luminosos penetra por las ventanas e ilumina el interior de las viviendas de manera indeseada. No es posible evitarlo totalmente pero sí se puede mejorar colocando las farolas a una altura que quede por debajo de las ventanas de los pisos de las viviendas. También se evita no permitiendo que los anuncios luminosos se enciendan en horario nocturno.

    Esta forma de contaminación perjudica el bienestar y la salud de las personas que viven en las ciudades, siendo este tipo de contaminación lumínica el más destacado, junto con el deslumbramiento.

  • Sobreconsumo: consiste en la emisión de luz a lugares donde no es necesario por un exceso de intensidad, produciéndose un consumo energético innecesario e inútil. Cuando se envía la luz de la farola hacia el cielo hay que aumentar la potencia de las bombillas para poder iluminar toda la zona que se quiere. Esto se evita si se utilizan bombillas de elevada eficiencia energética que, con un mínimo consumo, produce una buena visibilidad.

Las lámparas de luz visible al ojo humano son las menos contaminantes. Este tipo de lámparas tienen una longitud de onda mayor, se dispersan menos en la atmósfera y emiten luz anaranjada. Por otra parte, proteger las luminarias de forma que no emitan luz por la zona superior reduce significativamente estos cuatro tipos de contaminación lumínica y minimizan la difusión de la luz en cielo o skyglow.

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