Jean Richer
Viajó a la Guayana para observar la oposición del planeta Marte
Tras el profundo cambio que supuso el Renacimiento en la sociedad europea durante los siglos XV y XVI, en los que una sociedad feudal dominada por la Iglesia se transformó en una sociedad urbana en la que florecieron las ciencias y el arte, Europa se encontraba dividida en potentes monarquías, enfrentadas no sólo por motivos económicos sino también en el ámbito científico.
En el siglo XVII y principios del XVIII, aún se ignoraba la dimensión real de la Tierra, no existía una unidad de medida común en todos los países, y la necesidad de consolidar sus posesiones de ultramar, obligaban a mejorar los conocimientos en navegación, utilizándose en la cartografía la división de los mapas en meridianos y paralelos con sus divisiones en arcos y grados.
Jean Richer, astrónomo del Observatorio de París, emprendió en 1672 una expedición a Cayena, capital de la Guayana Francesa para observar la oposición del planeta Marte. Con los datos aportados por Richer y las mediciones de Cassini en París se calculó la distancia en kilómetros a Marte.
Durante la expedición Richer notó que el reloj de péndulo de 1 m de longitud, ajustado con exactitud a su partida de París, atrasaba cerca de dos minutos y medio por día cerca del Ecuador. Jean Richer llegó a la conclusión de que este fenómeno se producía por la diferencia de gravedad en ambas latitudes, admitiendo que la Tierra no era perfectamente esférica, sino achatada en los polos. Cassini, contrario a esta afirmación, sostuvo que la Tierra era un elipsoide más estrecho en el Ecuador.
Estos dos argumentos enfrentaron a ingleses y franceses en cuanto a la forma de la Tierra. En Inglaterra se postulaba la teoría desarrollada por Isaac Newton, presidente de la Royal Society, recogida en su obra «Philosophiae naturalis principia mathematica», publicada en 1687, en la que llegaba a la conclusión de que la Tierra, al igual que Júpiter, era una esfera achatada por los polos. Por su parte, Jean Dominique Cassini, astrónomo de origen italiano director del Observatorio de París, en su famoso libro «De la grandeur et de la figure de la Terre», publicado en París en 1738, afirmaba que la Tierra era más alargada por los polos.
Para resolver esta discusión entre ingleses y franceses, el monarca francés Luis XV ordenó a la Academia de Ciencias de París que organizara una expedición que estudiase no sólo la forma, sino también las dimensiones reales de la Tierra. El proyecto consistió en calcular la longitud de un grado del mismo meridiano en dos lugares determinados: el Círculo Polar Ártico y el Ecuador. El resultado de ambas mediciones resolvería de una vez por todas, la polémica entre ambas potencias.
En 1735 partía desde Rouen hacia Laponia el primer grupo dirigido por el astrónomo y matemático Pierre Louis Moreau de Maupertuis. Un año más tarde partía hacia la provincia de Quito situada en el mismo meridiano y bajo dominio español el segundo grupo para realizar la misma medición bajo las órdenes de Charles-Marie de la Condamine, químico y naturalista francés, descubridor de la quinina y el caucho, acompañado entre otros científicos por Louis Godin como astrónomo y el geómetra Pierre Bouguer
Luis XV sobrino de Felipe V solicitó permiso para poder realizar las mediciones en el Virreinato del Perú. La corona española dio su consentimiento con la condición de que la expedición sólo tuviese carácter científico y que a ella se unieran dos científicos españoles, siendo los elegidos los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa que con tan sólo diecinueve y veintiún años respectivamente partieron en abril de 1734 desde Cádiz hacia Cartagena de Indias.
La expedición americana se prolongó casi diez años y estuvo repleta de desastres. El médico de la expedición fue asesinado, el botánico se volvió loco al perder todo el trabajo realizado, sufrieron fiebres y malaria…. Además la mala relación entre los científicos franceses llegó hasta el punto de trabajar cada uno por su lado. El resultado de las observaciones no dejaba lugar a la duda. Como afirmaba Isaac Newton: La Tierra se achataba por los polos.
Acabada la expedición los dos marinos españoles, Jorge Juan y Antonio de Ulloa publicaron la memoria de la expedición. La Corona española recompensó sus servicios con ascensos. De Ulloa fue ascendido a teniente general y nombrado director general de la Armada, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento, en 1795 en la Isla de León (Cádiz).
En 1751, Jorge Juan fue nombrado capitán de guardias marinas y fundó el Observatorio Astronómico de Cádiz. Murió en Madrid el 21 de julio de 1773.