Astronomía a simple vista

Astronomía a simple vista

Nuestro primer objetivo debe ser aprender a identificar las estrellas más brillantes y memorizar algunas constelaciones.

Conjunciones planetarias, eclipses, auroras polares, satélites artificiales… todos estos espectáculos pueden disfrutarse sin tener que invertir nada en instrumentos de observación.

Conjunción planetaria: la Luna, Venus a la izquierda y Júpiter a la derecha.

Nuestro primer objetivo debe ser aprender a identificar las estrellas más brillantes y memorizar algunas constelaciones. Para ello conviene dedicar varias noches despejadas a lo largo del año, siempre con ayuda de mapas celestes. Las estrellas más brillantes pueden servirnos de guía para encontrar las constelaciones principales. Tras localizar unas cuantas constelaciones, el resto del cielo encaja como un puzzle.

Los observadores que se encuentren en latitudes extremas boreales o australes pueden observar a veces una aurora polar. Son cortinas resplandecientes de luz coloreada que aparecen cuando partículas cargadas emitidas desde regiones activas del Sol interaccionan con la atmósfera terrestre. Pueden durar desde minutos hasta toda una noche.

Otro fenómeno que podemos observar a simple vista son los meteoros o estrellas fugaces. Se trata de un breve rastro de luz que cruza el cielo nocturno. Esto es debido a que la Tierra atraviesa en determinadas fechas del año el rastro de polvo dejado por un cometa. Entonces se produce una lluvia de meteoros.

Los meteoros o estrellas fugaces apenas duran unos segundos, pero si se ve una estrella que se mueve lentamente por el cielo, lo más probable es que se trate de un satélite artificial. Hay cientos alrededor de la Tierra. Podemos verlos porque reflejan la luz del Sol. La Estación Espacial Internacional aparece más brillante que cualquier estrella mientras cruza el cielo de oeste a este.

Las conjunciones planetarias suceden cuando dos o más planetas se encuentran en posiciones aparentes cercanas. A veces, coinciden con la Luna en sus cercanías.

La Luna, al moverse, pasa a veces por delante del disco del Sol y entonces se produce un eclipse solar. Otras veces se sumerge en la sombra terrestre y tenemos un eclipse de Luna. Son los dos sucesos más interesantes de la observación astronómica a simple vista.

Buscando las primeras constelaciones

Si nos encontramos en el hemisferio septentional, lo más sencillo será comenzar buscando las constelaciones boreales más fáciles de encontrar:

Osa Mayor: Si vives por encima del ecuador, la Osa Mayor será visible todo el año, ya que es una constelación de las llamadas circumpolares. Su asterismo más conocido es una especie de “carro” o “cazo” con siete estrellas principales bastante brillantes aunque la constelación completa ocupa un espacio bastante grande en el cielo. Es muy sencilla de identificar y es la base para encontrar el resto de constelaciones.

Osa menor: Cuando hayamos encontrado la Osa mayor, encontrar la Osa menor será bastante sencillo, ya que tiene la misma forma de “carro” o “cazo” pero invertida, aunque sus estrellas no son tan brillantes como las de la Osa mayor. Solo tendremos que trazar una linea entre las dos estrellas de la parte de atrás del “carro” hacia arriba y prolongarla 5 veces la distancia entre ellas. Así alcanzaremos la estrella Polar. Polar o Polaris es la punta del mango del “cazo” de la Osa menor y siempre apunta al norte, por lo que ha sido utilizada por navegantes en sus travesías. Durante la noche podemos ver cómo todo el cielo parece girar en torno a la estrella Polar.

Dragón: También se encuentra con el nombre de Draco. La cola del dragón se puede encontrar entre las dos anteriores constelaciones, Osa mayor y Osa menor. Su cabeza es un cuadrado y luego su cuerpo es una larga tira de 15 estrellas que se extiende entre las dos osas y la constelación de Cefeo.

Cefeo: Es una constelación con forma de casa que se encuentra junto al Dragón y la Osa menor. La estrella de su tejado apunta muy cerca de la Polar.

Cassiopea: Esta constelación puede tener forma de M o de W y está compuesta por 5 estrellas.

Por otra parte, si nos encontramos en el hemisferio austral, podemos comenzar buscando estas constelaciones más sencillas:

Cruz del Sur: Está formada por cuatro estrellas en forma de cruz o rombo. Su estrella principal es Acrux. Al igual que en el hemisferio norte con la Osa menor, la Cruz del Sur o Crux es la constelación que se utiliza para encontrar el polo sur celeste prolongando el mástil más largo de la cruz unas 4,5 veces. En ese punto se encuentra el Sur. Esta constelación aparece en las banderas de algunos países del hemisferio sur, como Australia, Nueva Zelanda, Samoa y Papúa Nueva Guinea, así como en diversas banderas de provincias y estados de estos países y también se la nombra en el himno de Brasil.

Octante: Es la constelación más cercana al polo sur celeste. En el hemisferio norte es la estrella Polar la que marca al norte, pero en el hemisferio sur no hay ninguna estrella brillante que marque el sur. El polo sur celeste se encuentra en una zona poco poblada de estrellas en la constelación de Octante. La estrella brillante más cercana al polo sur es Sigma Octantis y está aproximadamente a 1° de distancia. Su magnitud es 5,5, por lo que se encuentra al límite de la magnitud visual, solo visible en cielos muy limpios de contaminación lumínica.

Mosca: Justo debajo de la Cruz del Sur está la constelación de Mosca o Musca. Tiene 6 estrellas principales que forman un trapecio del que sale una tira de 3 estrellas. Es una constelación de las llamadas menores.

Centauro: Es una constelación bastante amplia que forma un figura grande y vistosa. Se encuentra rodeando la Cruz del Sur por su zona norte. En ella se encuentra Próxima Centauri, la estrella más cercana a la Tierra, a tan solo 4,243 años luz de distancia, aunque no es visible a simple vista ya que tiene magnitud 11,05. Se sabe que tiene dos planetas que la orbitan. Su estrella alfa es llamada Rigil Kentaurus, que en realidad es un sistema de 3 estrellas. En la constelación del Centuro se pueden observar bastantes objetos de cielo profundo, entre los que destacan la Nebulosa Boomerang, el cúmulo Omega Centauri y el cúmulo de la Perla.

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